Muy poco nos cuenta la historia de este enigmático personaje. Sabemos que nació en las cercanías de la población de Vézelay, en la región francesa de la Borgoña, en 1042 y falleció en el año 1119 a los 77 años de edad. Juan de Jerusalén, también conocido como Jean de Vézelay, iniciado en las artes astrológicas, alquímicas y esotéricas, sobre el año 1099, durante su estancia en Jerusalén, mantuvo constantes encuentros secretos con grandes ocultistas e iniciados, místicos y cabalistas; tanto hebreos como musulmanes. Juan de Jerusalén visitó Jerusalén en 1099, donde se encontró con rabinos, sabios musulmanes, iniciados, místicos y cabalistas, astrólogos y adivinos.
Su libro de profecías estuvo oculto hasta la Segunda Guerra Mundial, en que fue hallado por la SS, en una sinagoga de Varsovia, para desaparecer nuevamente luego de la caída de los nazis. Para redescubrirse recientemente en los archivos secretos de la KGB. Sus profecías nos llevan al año dos mil, poseen una belleza poética, y hacen referencia a otros textos proféticos.
He aqui unos cuantos ejemplos: “Veo y conozco Mis ojos descubren en el cielo lo que será, y atravieso el tiempo de un solo paso. Una mano me guía hacia lo que ni veis ni conocéis… veo y conozco lo que será. Soy el escriba. Veo y conozco. Mis ojos descubren en el cielo lo que será, y atravieso el tiempo de un solo paso. Una mano me guía hacia lo que ni veis ni conocéis.
Mil años habrán pasado y Jerusalén ya no será la ciudad de los cruzados de Cristo. La arena habrá enterrado bajo sus granos las murallas de nuestros castillos, nuestras armaduras y nuestros huesos. Habrá sofocado nuestras voces y nuestras plegarias. Los cristianos venidos de lejos en peregrinación, allí donde estaban sus derechos y su ley, no osarán acercarse al sepulcro y a las reliquias si no es escoltado por los caballeros judíos, que tendrán aquí, como si Cristo no hubiera sufrido en la cruz, su Reino y su Templo.
Los infieles serán una multitud innumerable que se extenderá por todas partes y su fe resonará como un tambor de un confín al otro de la tierra. Veo la inmensidad de la tierra. Continentes que Herodoto no nombró sino en sueños se añadirán más allá de los grandes bosques de los que habla Tácito y en el lejano final de mares ilimitados que empiezan después de las columnas de Hércules.
Mil años habrán pasado desde el tiempo en que vivimos, y los fondos de todo el mundo se habrán en grandes reinos y vastos imperios. Guerras tan numerosas como las mallas de la cota que llevan los caballeros de la orden se entrelazaran, desharán los reinos y los imperios y tejerán otros. Y los siervos, los villanos, los pobres sin hogar se sublevaran mil veces, harán arder las cosechas, los castillos y las villas, hasta que se les queme vivos y se obligue a los supervivientes a volver a sus cubiles, Se habrán creído reyes.
Mil años habrán pasado y el hombre habrá conquistado el fondo de los mares y de los cielos, y será como una estrella en el firmamento. Habrá adquirido el poder del sol y se creerá dios, construyendo sobre la inmensidad de la tierra mil torres de babel. Habrá edificado muros sobre las ruinas de los que levantaron los emperadores de Roma y éstos separarán una vez más las legiones de las tribus bárbaras.
Más allá de los grandes bosques habrá un imperio. Cuando caigan los muros, el imperio no será más que agua cenagosa. Las gentes se mezclarán una vez más. Entonces empezará el año mil que sigue al año mil. El desconocido pero sorprendente profeta Juan de Jerusalén efectuó hace 1000 años una serie de predicciones y profecías que sencillamente ponen los pelos de punta por su exactitud y visión del futuro. Algunas de ellas hablan claramente de un oscuro poder en la sombra que gobierna a nuestros mandatarios y de como han caído bajo el poder de la banca. Pese a que la figura de Juan de Jerusalén parece desconocida en los tiempos actuales, cuando escuchéis el vídeo os impresionarán la exactitud de aquellas profecías que le fueron reveladas.